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miércoles, 29 de junio de 2011

lunes, 27 de junio de 2011

HISTORIAS: MI PADRASTRO

Tengo 21 y la primera vez que tuve sexo fue a los 18 con mi padrastro, les cuento como fue.
Mi mamá se casó al año que murió mi papá, con un hombre de unos 37 años bien simpático y amable.
Yo en ese tiempo practica basketball, media alrededor de 1.73 cms, delgado, rubio, tez clara y bien lampiño, la verdad bien bonito.
Yo jamás me había interesado por un hombre, solo fantaseaba y eran cosas muy esporádicas.
Eran tantas mis fantasías de ver hombres desnudos, que me puse a bajar películas porno gays desde Internet, solo para saber que hacían, y masturbándome viéndolas.
Un sábado que sabía que no había nadie en mi casa, me puse a verla durante la hora de almuerzo.
Estaba totalmente desnudo masturbándome viendo la película, cuando abren la puerta de mi pieza y era mi padrastro, me trato muy mal, cuando vio lo que estaba viendo, me dijo que era un maricón, y que eso no se hacia.
Me preguntó si había tenido sexo con alguien, le dije que no, entonces me dijo que no era maricón que solo era una calentura mía, me abrazó para consolarme y noté que puso su cara en mi cuello y empezó a rozarme.
Me dijo que tenía cuerpo de niñita. Me empezó a hacer cariño en mi espalda, mi cintura y me tomó el trasero, noté que se calentó con mi cuerpo.
Yo aproveché y dejé que me tocara, noté su excitación fuerte al lado mío, y le empecé a sobar su paquete, era sumamente grande.
Se desabrochó el pantalón y tomó mi cabeza para ponerme esa tremenda cosa en mi boca, era enorme, gruesa, larga, muy venosa y con una gorda cabeza rosadita. Estaba cubierta por una gran cantidad de pelo, una verga bien peluda, coronados con dos grandes pelotas cubierta tambien con pelos.
Se lo chupé, jamás lo había hecho, era muy rico…
Estuve varios minutos chupándoselo, le lamía desde los testículos, que parecían inflamados por tanta leche, volvía a su capullo gigante, me encantaba poner mi lengua en su pequeño orificio, mi padrastro se retorcía de placer.
Continué por su miembro, sentía en mi garganta cada latido de su verga, eso me ponía frenético de placer, con sus grandes manos me agarraba de la cabeza y me la empujaba contra su miembro.
Lo miraba a los ojos y los tenía en blanco, cuando él se puso de pie y se sacó los pantalones, se quitó el bóxer, su pija estaba duro, enhiesto, parecía un mástil.
Su camisa la tiró sobre el sofá, se quedó desnudo ante mi, me impactó su figura, y dentro de mi era como electricidad y ansiedad lo que recorría mi cuerpo.
Me tiró sobre el sofá, acariciaba mi culito don dos dedos, los ensalivó, los metía y los sacaba, sentía dolor pero no dije nada, él me puso tres y los movía en círculos.
Se dirigió al baño y trajo un pote de vaselina y se embadurnó la verga, me puso con sus dedos abundante en mi culito, metió de nuevo sus dedos y ya entraban con más facilidad.
Me puso de espaldas, colocó la cabeza de su pene en la entrada de mi culo, le pedí que lo hiciera despacio, él me contestó, tranquilo, si te duele te la quito, pero se que vas a gozar y mucho.
Y me empezó a metérmelo lento al principio, era horrible realmente me dolía, lo tenia inmenso, se detuvo unos instantes mientras el gigantesco miembro se acomodaba en mi culo, lentamente siguió introduciéndolo hasta que pudo por fin metérmelo hasta el fondo.
Mis lágrimas corrían, era mucho el dolor, dolor que dio paso al placer, empezó a bombear, sacaba y metía lento al comienzo, cuando comencé a gemir de placer, él arremetió más fuerte, en cada embestida sentía sus huevos en mis nalgas, me sentía pleno, lleno con esa verga en mi hoyito virgen.
Mi padrastro comenzó a metérmelo de distintas formas, me hizo sentarme sobre su pija, me tomaba de la cintura, yo estaba en otro mundo, me masturbaba sin piedad, estaba en el límite del placer. Sentía ese tremendo pene moverse en mi interior, era muy rico, deseaba que no terminara nunca.
Estuvimos así; como una hora totalmente sudados, mi padrastro no dejaba de cogerme, eran sensaciones muy deliciosas, sentir como se movía dentro mío era como estar en el paraíso, dijo casi en un grito, eres genial, tienes un culo hermoso, hasta que por fin acabó y llenó mis intestinos con su leche caliente.
Sacó su pija de mi culo, al que aún le chorreaba su lefa y me dijo, chúpala, se la dejé brillante y me hizo sentir muy bien.
Esa fue mi primera vez, ahora tengo 21 mi padrastro 42, esto duró hasta el año pasado cuando yo me fui de la casa, ha sido el único hombre en mi vida.
Me fui a vivir solo, y semanalmente me visita. Lo pasamos genial, y lo hacemos de mil formas diferentes, su verga ya no me duele, mi culito ya lo conoce y se adaptó a su viril tamaño.

viernes, 24 de junio de 2011

miércoles, 22 de junio de 2011

lunes, 20 de junio de 2011

HISTORIAS: MI VECINO

Hola mi nombre es Iván y vivo en la ciudad de Cuernavaca mórelos y este es mi relato soy un chico de 17 años y todo sucedió sin planearlo se fue dando por cosas de la vida, soy un chico alto moreno claro y muy varonil. Estoy estudiando la preparatoria hasta que un día al llegar a mi casa me tope con mi vecino David, un chico de 20 años, delgado, alto y muy guapo con su cuerpo bien formado el chico perfecto a mi. Desde hace mucho me atraía pero nunca se lo hacia saber hasta que poco a poco lo miraba de una forma distinta y él se dio cuenta pero nunca me decía nada, poco a poco nos fuimos haciendo amigos hasta que un día me invito a su casa a ver una película cosa que yo acepte y llegue a su casa pero sus papas no estaban lo cual me dio un poco de desconfianza pero no dije nada.
Poco después él entro al baño y cuando salio lo mire y me di cuenta que tenia una pequeña erección a lo cual yo me quede pensando que sucedería mas adelante y pues nos pusimos a ver la película llegó el final y no paso nada me despedí de él y me tomo de la mano y me dijo la verdad la pase súper bien con tu compañía solo espero que vengas cada vez que no estén mis papas y veras que la pasaremos de Lujo yo sonreí y me fui.
Pero me quede muy inquieto por lo que dijo y ya quería que llegara el fin de semana para estar en su casa y la verdad la semana se me hizo súper larga. Pero al fin llego y me aviso que si quería ir a su casa a ver una película pero me advirtió que seria una película mas fuerte que me iba a sorprender pero no me importo y llego el gran día tan esperado.
Entramos en su casa y ahí estaba él, con solo un pantalón y sin camisa me dijo pasa te estaba esperando y entramos a su cuarto y me dijo ponle play y empezó la película no lo podía creer era una película porno no tardo mucho cuando lo volteé a verlo y se estaba tocando su bulto no podía evitar dejar de vérselo cada vez que él no me miraba.
Fue pasando la película y yo no aguantaba mas estaba súper caliente y fue allí cuando él rompió el silencio y me dijo que te parece si nos masturbamos, sin responder mas me desabroche el pantalón y él también, por fin llego ese momento, vi esa hermosa polla tan grande y hermosa media como unos 22cm se me hizo agua la boca.
Pero poco después se dio cuenta que lo miraba mucho de re ojo y me dijo me quieres ayudar y le empecé a masturbar y no aguante mucho y empecé a mamar me sentía tan dichoso de comerme esa polla tan rica, él disfrutaba tanto note como poco a poco fue gozando cada envestida que le daba se sentía en la gloria.
Poco después me dijo voltéate quiero cojerte y sin dudarlo me voltéate y solo le dije con cuidado por que la tienes muy grande y me puedes lastimar y me dijo no te preocupes vas a ver como te va a encantar.
De repente empecé a sentir como esa enorme verga quería entrar a mi estrecho ano, yo lo deseaba tanto que me retorcía de las ganas hasta que por fin sentí la cabecita, me dolió un poco pero se sentía muy rico y de repente de un solo golpe me la ensarto toda, me dolió como no tienen idea pero poco a poco fui sintiendo un placer que cada envestida que me daba la gozaba súper bien y él al oído me decía mmmm que rica colita tienes me encanta cojerte eso era música para mis oídos y le pedía mas y mas hasta que de repente sentí como mi estrecho ano se llenaba con esa leche tan calientita, fue algo excítate que no podía creerlo. Le dije que dejara esa verga allí adentro un rato tardamos como 15 minutos y me la saco y sentí un tremendo vació en mi interior, nos limpiamos, me beso y me abraso y me dijo eso es solo el principio de nuestra relación.

viernes, 17 de junio de 2011

miércoles, 15 de junio de 2011

lunes, 13 de junio de 2011

HISTORIAS: UNA CITA HERMOSA

Al salir de clase a la tarde me fui al bar en donde habíamos convenido en encontrarnos con Rene. Lo esperaba ansiosamente, me sentía muy caliente, y sentía muchos deseos de ser culeado. En ese constante observar, fue que lo vi venir, caminando apresurado y alegre. Su forma de caminar, era bastante atlético. Él me vio sonrió y movió la mano haciendo el gesto de vamos. Me levanté y fui caminando ansiosamente hasta él. Tengo mi casa a algunas cuadras y estaremos solos.
Fuimos hablando de su trabajo; y de la moto que se le rompió, y seguimos hablando y contándonos luego algunas aventuras. Como a 8 cuadras del bar, estaba la casa. Entramos y con una pierna comenzó a rozarme la mía, con la vista en el suelo, me comencé a desplazar delante de él, de espaldas, cuando sentí su cuerpo casi pegado, estiré levemente el culo hacia atrás, tocándolo. Él cruzó su brazo libre delante mío a la altura del estómago y apretándome hacia él, sentí que hacia presión con su pelvis atrás mío. Yo apoyé mi mano sobre la suya e hice mas presión con el orto, moviéndola levemente en círculo, mientras se me escapaba un gemido de placer: Mmmm, amor, murmuró cerca de mi oído.
Dejó el bolso a un costado y comenzó a sacarse la remera. Yo comencé a mirar la casa: era modesta frente a mí, un sofá de 2 cuerpos y en una pared de este costado un espejo. Hacia la izquierda una mesa de madera con dos sillas y mas allá el televisor, y un equipo de música. Cuando pasó a mi lado rumbo a la cocina, me dijo: tomas cerveza o vino. Si, lo que tengas respondí. Me acerco un vaso. Y brindamos que frió esta exclamé sorprendido del agradable sabor. Yo estaba muy excitado le pedí pasar al baño.
Allá me desnudé y me volví a lavar el culo, aunque antes de salir por la tarde, me la había lavado bien por dentro. Me solté el pelo y vi como se me perdía en la raya el hilo dental de la tanga negra que llevaba puesta. Entonces fui a su lado y le dije acá llego Betina. En el espejo grande pude ver como la tanga negra resaltaba en mi blanco culo, pulposo y levantado.
- Mi amor, estas divina!! exclamó él, mostrando unos ojos asombrados, mientras me miraba de arriba a abajo. Que sensación divina sentir que me trate de hembra!
Me hizo girar, que culo tenés! Sorbimos otro trago de vino. Me acerqué a él lo abrace, comenzamos a besarnos ardientemente. Me acariciaba todo mi cuerpo y yo a él, me hizo de todo en la boca: me chupaba los labios, luego los mordía, su lengua entrando y saliendo. No sé, más de 10 minutos sin parar! Apenas tenía aire para respirar!. Totalmente alzada, le acariciaba su bulto sobre el bóxer. Yo temblaba de calentura. Nos volvimos a besar.
Me chuponeo el cuello y comenzó a descender hasta mis tetillas, las acarició y comenzó a chupármelas. Eso me dejó más loco, qué lengua hermosa! chupáme toda, Rene! gemía yo de placer, y él saltaba de una a otra, mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo. Yo no sabía como ponerme para sentir más sus labios y a la vez, estiraba el orto hacia atrás, abriéndome todo, para que él me la recorriera a gusto.: papito mío!! me dejás loca amor, chupáme toda, así tocame el culo, así, no pares, por favor, seguí, seguí, papito, decía yo, totalmente alzada, en ese viaje de placer.
Yo también te quiero ver desnudo, papito! le pedí cariñosamente, y se quito el bóxer. Me arrodille, refregué mi cara contra ese trozo hermoso de carne dura, y que ya se notaba enorme! Con mis manos lo acaricié un poco y luego con la boca también lo mordisqueé.
-Betina, me pones loco!! gimió él, mientras su pija hacía movimientos bruscos golpeando mi rostro. Se la lamí toda mojándola con la lengua, me golpeó las mejillas, la frente y la boca. Así, me la volví refregué por el rostro dejándome el rastro de su líquido por toda la cara. Que hermosa pija que tenes papi! Me paré y de la mano lo llevé al sillón. Sentate, papito le pedí, mientras yo me arrodille entre sus piernas frente a él. Comencé entonces a pasarle la lengua alrededor de la cabeza y bajar luego con mis labios por un costado hacia abajo y después subir con la lengua y bajar de nuevo por el otro lado con mis labios.
Después le abrí mas las piernas y comencé a besarle por la entrepierna y sus vellos y luego bajar hasta los huevos, que me los fui chupando uno y luego otro, después volví a subir y comencé de nuevo, algunas veces refregándomela por la cara, hasta que él no pudo más. Chupala, Beti chupáme que me dejás loco!!! me dijo, ya implorante y yo mirándola sumisa a los ojos, comencé a meterla.
-Así cométela toda, gozaba. Chupáme todo mami, chupáme más!! y mi boca no podía más de tan adentro que estaba!!: oh, oh, oh, oh, eran los sonidos de ese entrar y salir de su pija de mi boca.
Cada tanto me daba arcadas, las aguante del placer de sentir esa verga tan caliente y rica penetrándome ya la garganta. Por momentos la pelaba y su cabeza me enloquecía al entrar y salir. Además hervía de placer mirarlo a sus ojos, mientras él gozaba que le chupara. Ahora tenía sus dos manos apretándome la cabeza contra su pija! Busqué sus huevos y los apreté suavemente por encima ellos, para que aún no me acabara, quería seguir chupándo!! me pone más puta chupar la pija!
Que rica pija que tenés, como me gusta chuparte, pero no quiero que acabes aún. Le pedí toda caliente y ardida de placer, mientras me la pasaba por todo el rostro y la seguía lamiendo.
-aaah, que puta que sos, Beti! como chupás, puta. Después te va a tragar toda mi leche?
-Toda, papi, toda, le respondí hambrienta y me ayudó a levantar, y agarrándome de la cintura y me beso con pasión.
Cuando él fue a servir mas vino fui con él y caliente como estaba, le comencé a acariciar y besar el pecho y el resto del cuerpo. Después me arrodillé de nuevo y me metí de nuevo la pija en la boca, así jugué con su cabeza en la boca un rato hasta que el dijo:
-Mami vení, me levanté, bebimos, nos besamos y comenzamos a movernos, comencé a girar lentamente hasta sentir el calor de su cuerpo en mi espalda, su pija ya recorría la zanja de mi culo y mis movimientos pasaron a ser de adelante hacia atrás, con mis manos me abrí el orto para sentir más el calor de su carne, que pija hermosa papi, dije, totalmente enloquecida.
Con el juguito que me chorreaba de la pija, me lubriqué el culo y también su pija. Apoyé mis manos en la pared y me fuí inclinando hacia adelante, haciendo que mi orto se expusiera mas, mientras él, a su vez, se estiró un poco hacia atrás y acomodó la cabeza en la puerta del culo. Me abrió el culo y comenzó a metérmela. Primero fue la cabeza y luego más y más!
-aaaaah papito!! aaayyy, despacio que la tenés enorme! aaahh que hermoso, culeame papi culeame!!! Así quiero verga, dame esa poronga divina!
Así como me la metiste en la boca metéme toda amor!! y sentí ese pedazo de carne caliente recorrerme el culo infinidad de veces, hundiéndomela hasta el fondo o moviéndola en círculos, dejándome loca de deseo!
-Así quiero papito! así culeame! abríme el culo amor! rompeme! pedía loca de deseo.No sé cuanto tiempo lo hicimos así parados, pero cuando nos cansamos de esa posición, lo llevé de nuevo al sillón. Vení, mi porongudo! y me puse en cuatro, agarrándome del respaldo del sillón. Él también se subió y se paró con ambas piernas separadas y algo flexionadas arriba mío y mientras se agarraba de mi hombros, con una mano acomodó su pija en mi culo y me la fué poniendo de nuevo. Al rato ya estaba cabalgando con un frenesí inmenso que me hacía enloquecer de goce. Asi papito, culeame, culeame, que verga divina! Mmmmm hacelo mierda, mi culo, es tuyo, rompeme bien!! Como volaba de goce! que felicidad, me sentía bien puta!
Mi pija chorreaba líquido de tanto gozar y yo lo recogía con un dedo y me lo metía en la boca. Que cosa más rica!! Amo sentir ese líquido en la boca y la leche también.
Y durante un largo rato gozamos así, pero antes de que acabara, le pedí hacer una pose que vi en una porno. Quiero sentir tu pija hasta el fondo de mi culo! vení, papito! Y tomándole de la mano lo llevé otra vez al sillón, subite y sentate en el respaldo, cielo, le pedí y después que lo hizo, empecé a acomodarme, yo quedaba prácticamente cabeza abajo, mi espalda daba contra el respaldo y abajo me sostenía con los hombros y la cabeza, mientras mis piernas quedaban recogidas, abiertas, con las rodillas casi cerca de mi cara. Ayudame mi amor a colocarme así, ves como queda mi culo para que hundas tu verga, papi? y con su ayuda, me posicioné bien y él, de allá arriba, con una mano abriéndome el orto y flexionando un poco sus piernas, agarró su pija y la enfiló nuevamente dentro mío.
Con lo abierto que estaba, en dos estocadas me la hundió toda, que maravilla!! Cogeme, cogeme!dame papi, damela toda, así, vida, pija quiero pija, mi amor hay!!!
No me importaba sentir un dolor en el cuello, de la fuerza que él hacía al meterla. Mas me hacía gozar el ver su pija entrando y saliéndome del culo, y desde abajo parecía mas larga aún!! Dame verga, papi! le decía con voz ronca de placer, mientras mis manos por momentos sostenían mis piernas o recorrían las suyas o agarraban su pija para pelarla bien y poder sentir así toda la cabeza entrándome y saliendo.
Culeame papito, metéla toda adentro, así, abrímelo bien abierto al hoyo, y cuando su ritmo comenzó a acelerarse, sus manos agarraron mis piernas, y sentí su pija y los huevos golpear sobre los míos, toma puta!! toma mi leche! gritó de placer, mientras sus movimientos se volvieron totalmente alocados y me inundó el culo con su acabada. Si damela toda, dámela, llenáme de leche papito, le pedí agarrándome de sus pantorrillas para seguir sintiéndolo bien adentro.
-Beti, me sacaste toda la leche, me dijo. Ya sentada, volví a tomar su pija y comencé a chuparla de nuevo. Ahora que estaba baja la podía meter casi toda, hasta el fondo de mi garganta, que rica papi, que rica verga.
Consumimos mas vino en el sillón, mientras nos acariciábamos y besábamos hasta sentir de nuevo ganas de culear, que lo hicimos con otras poses hasta terminar en la cama, recibiendo una nueva y hermosa acabada.
Pero de vuelta al living, tras un nuevo reposo y mas vino, logré lo que me faltaba, chupar esa hermosa poronga hasta sentir esa leche caliente llenarme la boca y luego recorrerme la garganta: -ah ah así puta, chupáme toda, tomate toda la leche! te gusta mi leche, mami? me preguntó, mientras sus ojos exaltados buscaban los míos y su mano me apretaba la cabeza hacia su pija, que yo la sostenía bien pelada. Si papito, me gusta, me gusta toda tu leche, en mi culo y en mi boca, en todos lados! que rica! ay que rica, le respondí mirándola sumisa y prisionera gustosa de su cuerpo y nuestros deseos.
Cuando pasadas las 3 de la madrugada volvía caminando a casa, aún sentía el ardor en mi hoyo provocado por semejante poronga y percibía aun en mi boca, el rico sabor de su néctar. Me sentía feliz de tanto goce y que él también lo disfrutara.
Llegue totalmente agotado pero plenamente feliz a casa me di una ducha y caí desmayado en la cama feliz por la culeada recibida...

viernes, 10 de junio de 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

lunes, 6 de junio de 2011

HISTORIAS: EL TAXISTA

Salir del cine tras la última función, más de las 12, en una ciudad desconfiada y atraída por la abundancia de sus habitantes, te hace ser observador y cauto. Mi estrategia siempre ha sido la de nunca aceptar el primer taxi o de subirme en el que maneja ese tipo de hombre que te mira con urgencia y después de dos o tres que pasan, me subo.
Noche de sábado, ciudad despierta, nadie me espera, nadie sabría si algo me llegara a pasar. Antes de salir a la calle, paso a los sanitarios y urgentemente descargo la bebida. Aprovecho y escondo mi cartera o las tarjetas. Mi departamento quedaba en la zona más alegre de mi ciudad, descosidos todos los habitantes, conocen la polución nocturna de bebedores, proxenetas y demás bichos nocturnos. Mi depto., queda a 15 minutos del cine, la hueva, fiaca o laxitud, me permite el honor de subirme a un taxi. Volkswagen la marca, verde con blanco el color, le hago la parada.
Se abre la puerta y primera impresión. Botas de piel rara, pantalón entallado, cinturón llamativo y camisa vaquera. Urbano el conductor, no más de 30 años, delgado, bigotón y sonriente. “Pásele joven”. “Buenas noches”, mi respuesta. “Pa”onde”, voz norteña y varonil, me extraña la laxitud. Derecho hasta Reforma y por ahí le indico. “Suave” y mi observación es la respuesta, huelo a loción o jabón de los que encuentras en los hoteles. Bueno, por lo menos es el correspondiente olor al puesto. Mi mirada, puesta al lado izquierdo, mi depresión por la película, me hace pensar.
“Porqué tan pensativo”, “¿Que no tiene onda ahora o derechito a acostarse”. Odio el comentario, dirijo mi mirada a uno de los espejos que me observan, atentos a mi respuesta o reacción. “No, hoy duermo tranquilo”, parca respuesta o llave mágica al siguiente comentario.
“Con tanto desmadre y Usted ya se quiere dormir”, que mi chofer acompaña con un movimiento a mi baja pierna. Siento escalofrío, tanta camaradería o confianza, agarrar pierna o palmotear pierna a quien nunca conociste, me hace desconfiar. “No sea tan arisco, no le voy a hacer nada, solo es para entrar en confianza”. Mi expresiva cara, hace gestos de extrañeza y descargo el látigo de mis palabras. “Apoco a cualquiera que se sube, le entra usted la confianza”. Hábil, el chofer, responde, “No, solo a los que creo que me van a caer bien”.
“O sea, que yo ya le caí bien”, doblando el sentido de mis palabras, lo que provoca una explicación. “Mira mano, yo chofereo, tú me pagas. Así de fácil, yo te llevo porqué tu billete vale”. Simple respuesta que me desarma. Siempre he tenido debilidad por los hombres que no aparentan sus gustos. Por lo que mi conversación toma un rumbo inesperado, atrevido o insospechado. “Tienes razón, el billete manda, ley de la vida”, “Si yo te platicara a donde mi billete me puede llevar, no es mucho, pero siempre me ha ayudado”. El chofer sin mayor razón, desprende una carcajada y asienta.
“Ya nos vamos entendiendo, mano. Tú dime a donde quieres que te lleve y yo te llevo”. “Voy para mi depto., a dormir, no pretendo mayor cosa”. “Me caíste bien y te la pongo fácil”, desprende mi hábil conductor. “¿Traes nada más pal taxi o traes unos varios más?, traigo sed y ganas de platicar”.
Ah, cabrón, me digo a mi mismo, ahora resulta que ya me salió compañía, pero me lo he de estar imaginando, ni 5 minutos y ya ligué, obvio con la consabida carga a mi bolsillo. Pienso un poco y le digo. “¿amigo, de que estamos hablando?, disparo.
Mi chico manejador, sonríe estupendamente y con hábiles movimientos, desvía el camino a una calle no transitada. No se porqué, pero no me siento amenazado, más bien me siento intrigado. Detiene el auto, voltea el cuerpo y me dice inteligentemente. “yo necesito dinero, no robo, no hago nada malo, si quieres compañía, te cobro por hora 200 y tú mandas lo que gustes”. Abro mis grandes ojos e involuntariamente me envalentono”. “Ah, lo que yo quiera……” “tú mandas, tú ordenas”. “Bueno, está bien, vamos por unas bebidas y mientras nos las tomamos, seguimos la plática., ya se el tiro y lo que me cuesta”.
Me sonríe y me desarma con su mano, que se apodera de mi rodilla. “Así me gusta, nada más te pido que yo te llevo a donde voy siempre”. “Tranquilo amigo”, respondo.
Prende el coche y se dirige a su guarida, chacal tenías que ser, cabrón. Después del trayecto y de nuestro silencio, llega y se estaciona en un bar que ya conozco, nombre de hombre extranjero y de no muy mala reputación. Mi chamarra es revisada en la entrada, calor se siente y yo cubierto. “100 y dos cervezas por cabeza”. Calculo en mi cerebro, refiriéndome a la cuenta, doscientos, porqué solo cuentan las cabezas que ahora se muestran, la otra escondida en la ropa, nada ajena al lugar, despierta levemente, mandando calor a mis hormonas.
Entrando y en confianza, nos ubicamos en una esquina, de pie ante un público que se cuenta en más de cien cabrones. Todos los tamaños, colores y creo yo sabores, se muestran absortos a las pantallas. Ah, ahora el chofer me salió cliente frecuente, que se desplaza en el área paciente y diligentemente. Me lleva a uno de los pocos espacios vacíos y me dice.
“Toma confianza, si no te gusta, ya sabes. Dame los boletitos y ahora vengo”.
Atiendo la instrucción y me siento muy solo, indefenso y sórdido. Pasa un tío, petiso y gordo y me dice. “Quita esa cara cabrón, lo único que te puede pasar es que te guste”. Cierto, pero que crees, si me gusta y espero, cambiando la cara, atento y sin la boca abierta a los videos triple equis, de cabrones con cabrones. Regresa la compañía, me siento nuevamente protegido, debería ser al contrario, pero me siento seguro. Se acerca y me da el envase frío, que dirijo a mi boca y extiendo mi lengua. No me ha quitado la mirada de encima, trata de averiguar, de conocer que pienso. No me incomoda, continúa con su sonrisa, blanca y sana. “no mames, te pasaste”, le digo.
“Si mamo y vieras que no hay queja”, me dice.
“O sea, el cliente manda” ” Solo los que me caen bien y tú entras ahí”.
Lo miro a los ojos y me acerco a su piel, sin quejas, sin defectos. Me acerco y le doy las gracias por traerme aquí. Se lo digo al oído y como respuesta, sin separarnos, voltea la cara y encuentra mi boca. Sus labios saben a taco de carnitas, chistoso, sin asco. Sabe calentar el cabrón, porqué mi tacto labial ha prendido la vacuna en mi cachondez. Nadie nos ve, o nos ven todos, vale madres, me gusta su cara y su tacto, su olor a hombre y su bigote en mi bigote. Me acerca con su ocupada mano, por detrás de mi espalda y siento como estamos más cerca.
Mis putos doscientos pesos han valido esto y lo que falta. Mi codo en la barra de una pared lateral y acerco con mi mano y mi cerveza su cuerpo. Se desprende y me dice, “Cabrón, está bien puta fría tu cerveza, permíteme…”. Toma con su mano mi cerveza y deposita ambas, la de él y la mía en el metal. Me abraza y me comienza nuevamente a besar, me acerca y hace un movimiento difícil de describir, es como un cambio de estatura en él, que lo hace bajar su cuerpo, para enfrentarse a mi cuerpo. Si, como si me estuviera culeando, porqué es su pelvis, aprovechada, la que sube y baja en mí. Puta, como decimos aquí, me pierdo en su abrazo, me encanta besar y por lo que siento, a este cabrón no lo inhibe nada. Al principio fueron las bocas, que ahora abriéndose dejan jugar las lenguas, sus líquidos en mí, su calor en mi rasposa lengua. “Me encanta como besas”, me dice.
Pero la realidad se aparece, yo en un lugar público, con un cabrón chacal desconocido, que sabe lo que quiere de mí, porque sin pena alguna, pasa su mano por enfrente y por mis grandes nalgas. Obtura su visión en lo que sabe y conoce. Pasa sus manos por mi espalda y no se cohíbe. No importa el papel a jugar, porqué indefinidamente, me soba por delante y con la otra mano me soba por detrás. La luz, la aglomeración humana, la calidez del ambiente y mi chamarra, permiten que pase su mano entre mi camisa y mi cinturón. Eso si, eso si lo define por detrás. Sube el algodón y púrpura su mano se introduce en mis calzones. Me sigue besando y es solo el principio. Porque siento que no le incomoda nada y dirige sus dedos a mi culo.
Estoy sudando y lubricando, siento como cuando te dejabas sentir en tu pene, en 4 segundos, como se pudiera sentir cuando se la metes a alguien. Puto taxista, a poco crees que me voy a dejar. Con cierto tacto hago lo mismo, meto mi mano en su pantalón y subo la camisa, desbordando la vaquera para cubrir el escenario. No usa calzones, anda a raíz. Buenas nalgas, peludas y calientes. Se detiene en su movimiento y espero lo de siempre. Pero en vez de eso, abre las piernas y se encorva un poco. Me dice al oído. “Te dije que tu mandas y por lo visto nos gusta lo mismo”. Polimorfo me salió. Me encanta dedear al enemigo, su sudor, que sepa a que huele, ya después lo averiguaré, me permite no dañar. Mis uñas cortadas, no agreden, solo siento un orificio constreñido, que palpita. Mi oído escucha. “no mames, cabrón, me voy a venir”. Sabe y conoce la ida y la vuelta. Mi dedo ávido, se engolosina. Se lo meto todito. Responde igual, su dedo frío, entra en mí, caliente, caliente. Lo que siguió fue mi cordura, mi nivel económico me permitió salir de ahí y llevármelo a donde él quiso.
La puerta cerrada de mi departamento. Ponerlas en el refri, tomar dos y encontrármelo en el pasillo, con las mangas arremangadas, su camisa salida, su lujuria en los ojos y a fajar se ha dicho, eso si, en el pasillo y con las dos manos, recorriendo bajo su camisa, su espalda, peludona, mi espalda sin nada. Su piel sin granitos, su calor en mi boca. Se ha acelerado el tiempo, me voltea y me empuja contra la pared. Mis piernas abiertas y mis manos en sus nalgas. Desabrocha mi camisa y como puede, me la quita. Repto en él. Me muevo calientemente. Su camisa vuela y siento en mi espalda su tacto febril. Su sudor me moja, su cuerpo me empuja a la pared. Siento miedo, ¿que he hecho?
Porqué violentamente ahora el aire se ha tornado. Me besa la espina dorsal, primeras vértebras superiores, intermedias y hasta donde puede me besa. No lo he notado, porqué así es de hábil y con la mirada oculta, siento que ya se quitó el pantalón. Toma mi hebilla y sin problemas la abre. Toma mi botón del pantalón y también. Mientras sus dedos de una mano abren mi cierre, con la otra ha tomado mi miembro, húmedo y viscoso. Como si se tratara de un acto ensayado, toma mi pantalón, primero de un lado y luego del otro y lo baja. La mezclilla azul ha finalizado enrollada en mis tobillos.
Esa mano que se posó en mi rodilla hace tres horas o seiscientos pesos, ahora recorre mi pecho. Me envuelve en él. Siento que su verga no tiene problemas de erección, a esa edad, caliente, nada más caliente. Con todo y mi posición y mi resuello rápido, me curva y con todo y calzones me la deja ir. Obvio que no entra, pero el intento es enorme. Gracias a mi limpieza, solo huele a mis calzones que penetran mi nariz y la brisa marina hace su efecto, me calienta más. Pero si de hombres se trata, mi fuerza me permite ahora, empujarlo para atrás y ahora él es el agradecido, su palabra única es un Ahhhhhjjj…
Me suelto de él y me volteo en cuclillas. Lamo su potente, grueso y sin presumir, largo aparato. Por encima de sus calzones mojados, sabor a orina, sabor a semen, sabor salado. Huelen a jabón en polvo, no a enjuague como los míos. Diestramente le bajo los calzones, de marca y elástico barato. Observo para arriba y solo veo pelo en su pecho. Dirijo sus dedos a sus pezones, que erectos, como todo en él, me dejan manosear. Sus manos en mi pelo, dirigen ahora la engullida. Que bruto, me encanta oler y oler su pubis, mi respiración adiestrada, permite que me traspase su hongo de carne, hasta la pared de la garganta.
Expelo y se mete más, inhalo y lo saca casi todo. Mi labio inferior detecta que este cabrón se rasura los huevos, ya que me pica lo corto de la mata ahí. Yo se a lo que sabe mi saliva, por lo que distingo perfectamente, su otro líquido abundante que me llena, líquido que sabe a dulce. Cada vez que deja mi boca me deja ese sabor, cada vez que entra me lo mete más. Chas, chas, chas, solo se oye. Todo huele ahora a sexo, del bonito, del sano. Me pego más a él y el extiende su tobillo hacia mi verga. Como es posible que sepa lo que me gusta.
Eleva un poco el pie y su calcetín me toca en mi pene. La alfombra aspirada, ahora, nos recibe. Dejamos la posición vertical y yo soy el de abajo, él, el de arriba. Todo en él es pelo, su espalda, sus piernas. Todo en mí es ralo, sin pelo, excepto en el pubis y las axilas. Su contacto es casi perfecto, su verga en mi verga, su movimiento y sus besos me llenan. Abro las piernas, dejándome ir. Él entiende. Baja el cuerpo y ahora con mis piernas arriba de sus hombros, ubican lo inevitable. Su sudor y olor me encanta, nada agrio.
Mismo sudor que ahora mis nalgas empapadas, permiten que su punta ciega, se ubique en mi puerta y la toque. Poco a poco, con su abundante líquido pre-coital, entra y poco a poco sale. No hay necesidad de lubricación artificial. Quien sabe de donde sacó antes un condón. Que rápidamente es colocado en su vergota. Escupe en su mano y moja el plástico. Más bien humedece abundantemente mi culo, también. Agradecido yo, lo beso más y más. Puta, poquito a poquito me la deja ir.
Puta que dolor. Digo “Ay, ay, me lastimas”. Pero él se detiene, sabedor, creo yo, de lo que es eso. No ha metido ni la mitad y yo ya no quiero más. Poco a poco, nuevamente, ahora toca mi próstata, ganas de mear o de venirme, no lo se. Sabedor, buen artesano, me micro-penetra más, hundiendo su glande en mi paredes. Ganas de cagar, ganas de mear, pero así no se puede, sin preparación, le vale madres. Algo le indica que ya es el momento. Se hunde todo en mí. Comienzo a sudar más, comienza a sudar más. Sus manos aguardan mis hombros y comienza el bamboleo en la alfombra. Siento el picor de su pelo de sus huevos en mi ano, me la metió todita.
Siento el picor de los pelos de la alfombra abajo de mí y encima de mí. Cabrón, que bueno que me espere a tú llegada, tercer taxi, como veinte arremetidas. Pierdo el control y él también, salvaje cogida. Ímpetu de penetrarme más, por lo que con las manos abro más mis nalgas y toco el final del plástico y su verga en mi ano. Jugueteo con sus testículos. Subo y palpo sus velludas nalgas. No me mira, la luz me permite ver su cara, esforzada y sus ojos en blanco.
Ha dejado de besarme, se concentra en la penetración, sin distracciones bucales. Elevo mi cabeza y lengüeteo su nariz y su bigote. Él entiende y agacha la cabeza, profundizando sus besos. Lleno por abajo y por arriba, espero pacientemente el gran aguante de mi culo. “Puta madre, estás riquísimo”, me dice. “Tú más, mi Rey”, digo yo. “Ya me voy a venir”, atestigua. “Lento”, me atrevo a decir.
Acata la instrucción y le baja el ritmo, como tomando aire. Dos tres aspiraciones y ahora si, me distiende animalmente. Cinco, Seis, siete veces, otras tantas lo hacen llegar. Con cada influjo, penetra más cabronamente. Me ha tocado, que cuando los hombres se vienen en ti, no te besan, se alejan y te penetran. Pero este cabrón, se acerca más, sabe que el beso apasionado te hace venirte más. Cuento lo que siento, tres o cuatro veces ha depositado su semen en el condón. Se deja caer sobre de mí y suelta la respiración contenida en sus venidas. Y yo donde andaba, mientras tú andabas subiendo otros putos en la calle.
No me importa, pero el dinero se hizo para eso, para exprimir hombres. Depositas en el condón tu calentura, depositas tu cabeza en mi pecho, deposito mis piernas en mis lados y tú tomas aire. Tomas lo que se presente, después sabría. No me dejaste pagarte los mil que te debía, solo ochocientos dices, es lo justo. Amor, mi Rey, has asesinado al puto buscador, te he encontrado y he gozado. Gracias, te digo, ya sabes, me dice.

miércoles, 1 de junio de 2011